Grady Stiles, el chico langosta

Stiles sufría de ectrodactilia: ausencia total o parcial de uno o varios dedos de manos y pies, anomalía del desarrollo fetal que se transmite por vía genética.

Grady Stiles, el regordete muchacho era tataranieto de un hombre-langosta, William (1805-1888) bisnieto de otro, Jacob (1843-1932), nieto de la mujer langosta, Elisha (1880-1935) e hijo de Grady Stiles Jr (1912-1988), otro más. Él mismo había nacido en 1937 y dos de sus hijos, Grady Stiles III y Cathy, también tienen características de langosta, así como la hija de Cathy.


Por eso Grady estaba ya muy acostumbrado al espectáculo, desde que nació. Incapaz de caminar, el público admiraba la facilidad con la que se movía y usaba sus manos, dos potentes ganchos con los que podía asir cualquier cosa con fuerza. Pero, de puertas adentro, este muchacho de aspecto bonachón y que podía dar cierta ternura era un hombre realmente difícil de aguantar. Hubo dos mujeres en su vida: María Teresa y Barbara. Con las dos se casó dos veces, alternándolas, y a las dos, y a todos los hijos (en un total de cuatro) que tuvo con ellas les maltrataba sin ningún tipo de miramiento.


Grady era violento, cabezota y dominador. Cuando Donna Stiles, la hija mayor (ella no tenía, por cierto, ectrodactilia), se enamoró de un chico que no le gustaba al padre, éste amenazó con matarlo... y lo mató, de un tiro, el día antes de la boda. Precisamente su condición de "hombre-langosta" lo libró por aquel entonces de la cárcel, ya que ninguna cárcel del país podía acomodar a un hombre con aquellas características físicas en la prisión. Aquello ocurrió a finales de los 80. Poco después se volvió a casar con María Teresa, a la que no dudó en seguir maltratando día tras día.


Dolida, humillada y harta de la violencia que Grady le infligía a ella y a sus hijos e hijastros, Maria Teresa decidió, junto a uno de ellos, que aquello se había acabado. Contrataron a un matón que asesinó a Stiles en noviembre de 1992 de tres tiros en la cabeza. El reinado del terror de Grady sobre su familia había, al fin, acabado...

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