¿Condenamos el pensamiento positivo?

Lo primero que hemos de pensar es una obviedad de la que a veces no somos conscientes: si existe el pensamiento positivo es porque existe el pensamiento negativo. Si todos fuéramos capaces de evaluar de una manera objetiva la realidad, no haría falta adjetivar nada como “positivo” o “negativo”. Pero como bien dice Punset, somos seres predominantemente emocionales, aunque nos encante pensar que somos tremendamente racionales en nuestras decisiones.

Tenemos además una necesidad imperiosa de categorizar el mundo, sobre todo, en dicotomías. Y en eso encontramos extremos como el de Eduard Biosca que se llama a si mismo optimista global y cree que: El pesimista es un sentimental que se deja llevar por una emoción negativa, sin reflexionar. El optimista, en cambio, es analítico: analiza los datos y ve que la realidad es favorable, que el conjunto es positivo. Y en el otro lado a Barbara Ehrenreich que en una entrevista culpa al pensamiento positivo prácticamente de todos los males de nuestra civilización (los despidos, las manipulaciones, la crisis, etc..).

El problema radica en como se torturan los términos y se llevan al terreno que interesa para justificar lo que nos interesa. El pensamiento positivo no tiene (o no debería tener) nada que ver con ir por la vida con el lirio en la mano . Si la autoayuda es culpabilizante, es mala, está mal hecha o persigue fines deshonestos. La autoayuda ha de servir para que cada uno conecte con sus propios recursos internos (como el buen coaching) y los use para hacer los cambios en su vida que le interese . Para que conecte son su fuerza interior. Para que tenga más opciones. Y para que sepa que a pesar de todos sus esfuerzos, a veces las cosas no salen como esperábamos.

El verdadero problema no es el pensamiento positivo, sino hacerte creer que tu no tienes poder para cambiar nada, que en tu mano no está influir en tus circunstancias. Yo lo llamaría el “conformismo inducido“. No merece la pena luchar por nada porque nada va a cambiar. Que más da lo que hagas por ser ecológico si las fábricas y los aviones contaminan y la Cumbre del clima fracasa. No te rebeles que ya controlamos nosotros tu seguridad. Vacúnate para la gripe A, pasa por el escáner en el aeropuerto, haz caso. Tú no tienes el poder. Se feliz sólo con aquello que hemos escogido para tu felicidad y que te venderemos en cómodos plazos. Y sobre todo, no intentes cambiar el sistema, es imposible.

El pensamiento positivo no es la panacea. Es un modo más de enfrentarte a la vida, de creer que puedes hacer algo para mejorarla, aunque no todo lo que te sucede esté en tus manos cambiarlo. De cimentar tu autoestima y confiar en tus capacidades. Sin abandonar por ello el pensamiento crítico, el contacto con la realidad e incluso el sentido común. Sin dejar de estudiar a los buenos autores que existen como Goleman o Csikszentmihalyi, o el mismo Punset y su Viaje a la felicidad. Separemos el grano de la paja y permitámonos luchar por aquello que merece la pena.

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