La típica imagen de matrimonio joven, de una misma raza y país cada vez tiene más variaciones y matices. Y es que el amor no entiende de edad, religión, raza, sexo o incluso número.
¿Por qué puede atraernos la diferencia?
Son numerosas las teorías psicológicas que tratan de explicar estas elecciones fuera de lo “común”. Por ejemplo, se habla de la necesidad de algunas jóvenes de sentirse tranquilas y protegidas por un hombre entrado en años, o del anhelo de ciertos veinteañeros de no tener que demostrar cada día que son el perfecto príncipe azul y que, por eso, prefieren compartir su vida con mujeres con más experiencia, y una visión más real, del amor.
El exotismo y las ganas de aprender nuevas costumbres y maneras de ver las cosas es otra de las razones que puede empujarnos a hacer caso omiso de lo que está “bien visto”, uniendo nuestras vidas con personas de otra nacionalidad, religión o raza.
Las “extrañas parejas” no se reducen sólo a estos dos aspectos: el amor entre un hombre con síndrome de Down y una compañera de trabajo plasmado en el filme “Yo, también” es una buena muestra de ello. Las parejas, incluso, no tienen por qué ser únicamente cosa de dos: vivir en trío, siempre y cuando las tres partes estén conformes, es otra posibilidad más.
No siempre es fácil
Normalmente, estas parejas tienen que superar barreras extra: la oposición de las familias de origen, los diferentes ritmos de vida, el dilema de cómo educar a los hijos… son palos en las ruedas, sí, pero no tienen por qué hacer descarrillar la relación.
La comunicación entre ambos, sin obviar la diferencia (que, al mismo tiempo, les une y les separa), es una de las claves para conseguirlo.
http://www.feminasonline.com/amor-y-sexo/Enamorarse-de-lo-que-no-se-considera-normal.html