Compartir la alegría

Dice un proverbio sueco: “Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida, en media pena.”
Cuando se trata de las penas, la compañía de alguien puede ser muy beneficiosa.

Sin embargo, hay veces que podemos sobrellevarlas solos hasta que encontremos el apoyo de esa persona que nos escuche, incluso hay momentos en los que necesitamos esa soledad.
Es curioso, pero la alegría en solitario es en ocasiones más frustrante que las penas llevadas en solitario.

La alegría se presta bastante a ser compartida. Hay veces en las que estamos tan contentos que necesitamos que haya gente que se alegre con nosotros; necesitamos dejarla salir, que se extienda. ¿No te ha ocurrido alguna vez? A mí sí y confieso que es agridulce sentir una enorme alegría y no encontrar a nadie que le interese lo más mínimo.
En mi caso, la alegría suele desinflarse más rápido cuando ocurre esto. Por tanto, aquí tenemos una razón para compartirla: hacerla más duradera.
Otra razón: la alegría es contagiosa. Un motivo que podría sernos indiferente cuando estamos solos, puede convertirse en un motivo de alegría cuando los demás nos la contagian. En este caso, bienvenido el contagio, ¿no crees?

¿Se te ocurren más razones por las que sea beneficioso compartir las alegrías?
http://tusbuenosmomentos.com/2010/07/compartir-la-alegria/